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Sector Eléctrico
8 de Febrero de 2024

Historia de la energía, un relato de desafíos hacia la búsqueda de la sostenibilidad

De la edad de piedra a la era digital, la energía ha marcado un camino de evolución primordial para la humanidad.

De la edad de piedra a la era digital, la energía ha marcado un camino de evolución primordial para la humanidad.

A estas alturas, nadie duda que los grandes avances de nuestra civilización no hubiesen sido posibles sin el protagonismo de nuevas formas de energía y sus usos a gran escala. No obstante, la enorme evolución en desarrollo, que nos ha permitido un nivel de evolución inimaginable, también nos pone hoy en día frente a una gran encrucijada, la de lograr un futuro sostenible y viable.

Con esto en mente, es interesante realizar un breve repaso por el papel fundamental que ha jugado la energía en el desarrollo y riqueza de nuestra sociedad. Un relato lleno de hitos, descubrimientos, y actualmente, desafíos hacia soluciones energéticas sostenibles, tanto para nuestro planeta como para nuestra sociedad y economía.

1. Momentos clave en la historia de la energía

Para entender cómo la energía ha sido la impulsora de nuestros avances, así como qué reto representa en el momento actual, es muy relevante conocer cuáles fueron los momentos que marcaron los puntos de inflexión a lo largo de nuestra historia en el planeta.

Los orígenes de la energía
Lo que hoy conocemos como energía comenzó, básicamente, con el descubrimiento del fuego. Un momento, que desbloqueó un sinfín de posibilidades para nuestra evolución. Desde la quema de madera hasta la explotación del viento y el agua, las civilizaciones antiguas, con su aproximación a múltiples elementos, sentaron las bases para el viaje energético de la humanidad.

Primera Revolución Industrial: la era del vapor
Para no hacerlo demasiado extenso, vamos a dar un salto en el tiempo desde la Edad Antigua hasta el siglo XVIII, cuando tuvo lugar la Primera Revolución Industrial. Gracias al descubrimiento del fuego, tantos miles de años atrás, en la era industrial, las máquinas de vapor alimentadas por carbón, (la gran alternativa de la madera) impulsaron importantes transformaciones.

Marcó el comienzo de la apertura de grandes fábricas y medios de transporte, que revolucionaron la producción y la economía de los países pioneros en estos aspectos. En ese momento, los recursos naturales no escaseaban, por lo que primó el desarrollo industrial, sin tener en cuenta el impacto para el planeta.

Segunda Revolución Industrial: la electrificación
Visto el impacto en el desarrollo del uso de la energía, la comunidad científica trabajó en otros métodos de utilizarla a favor del desarrollo económico. No fue sino hasta finales del siglo XIX, en el apogeo de la “guerra de las corrientes”, que Thomas Edison y Nicola Tesla, entre otros, desarrollaron los sistemas de generación y distribución eléctrica que hoy conocemos.

Dichos sistemas, permitieron una transformación aún mayor para la humanidad, y a escala global. De este modo, no sólo fue posible iluminar grandes ciudades, sino también lograr una mayor tecnificación de los procesos industriales, los medios de comunicación y de transporte y, por supuesto, generar mayores avances tecnológicos. Sin embargo, esta nueva fuente de energía y la posibilidad de producirla a gran escala, aceleró el consumo de combustibles fósiles, llevando a la sociedad a una era de desafíos ambientales.

Crecimiento y sostenibilidad, la necesidad de un nuevo modelo energético
Los rápidos avances técnicos y tecnológicos que propiciaron los hitos ya mencionados, permitieron que, durante el siglo XX, la humanidad experimentara un impresionante avance y crecimiento, científico y social. Mientras tanto, el impacto (negativo) y la huella ambiental crecían al mismo ritmo que lo hacía la sociedad. Algunos de los efectos han sido:

- La deforestación.
- La contaminación del aire y el agua.
- La sobreexplotación de los recursos naturales.

Al mismo tiempo, el calentamiento de la superficie terrestre, a causa del exceso de emisiones contaminantes producidas por la quema de combustibles fósiles, se empezaron a convertir en temas importantes para gobiernos, autoridades internacionales y científicos de todo el mundo. A finales del siglo XX estaba claro que, el modelo energético tradicional, altamente dependiente de los combustibles fósiles, no era sostenible a largo plazo.
La firma de protocolos como el de Kioto, (1997) en el marco de la Convención de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, hicieron evidente que el modelo energético tradicional, altamente dependiente de los combustibles fósiles, no era sostenible a largo plazo.

El siglo XXI y las energías alternativas
En consecuencia, y con la necesidad de facilitar una transición energética, en lo que va del siglo, nuevos avances tecnológicos han empezado a liderar un cambio de paradigma hacia alternativas y soluciones energéticas sostenibles. En particular, la energía solar, transformada en energía eléctrica a partir de instalaciones fotovoltaicas, se ha perfilado como una excelente manera de generar energía limpia. ¿Los argumentos? Un consumo energético local permite aprovechar al máximo cada kWh generado y el proceso de fabricación, mantenimiento y reciclaje es sencillo, barato y eficaz.

- La instalación de paneles solares en los tejados de hogares o negocios es la tecnología más accesible para generar energía in situ y aprovechar superficies al máximo.
- El retorno de la inversión es menor a 6 años en instalaciones con una vida útil de entre 25 y 30 años.

El motivo por el cual nos atrevemos a hacer tales afirmaciones es muy sencillo: el coste de producir energía solar en tejados en España ronda entre 30 y 40 €/MWh. Sin embargo, las nucleares requieren una mayor inversión (50-60 €/MWh) y el gas natural ronda los 80 € salvo la excepción del año 2022, durante la guerra de Ucrania, que llegó hasta los 700 €.

En regiones económicas tan importantes como Europa, ya se han empezado a trazar pautas tecnológicas, acompañadas de regulaciones institucionales. Dichas regulaciones, no solo alientan, sino que financian y permiten a las empresas ser parte de la transición energética. Una transición que, además, también debe estar enfocada en la digitalización, descentralización, y descarbonización de los mercados y sistemas energéticos.

Los sistemas descentralizados en España están regulados por la Ley 244/2019, que regulan el autoconsumo de energía eléctrica y permite que puedas compartir el excedente de tu energía generada con consumidores a menos de 2 km de la instalación. Una energía verde y más barata.

2. La energía en la era digital

La necesidad urgente de abordar el cambio climático ha puesto la energía sostenible en primer plano. En las largas distancias que recorre la energía para llegar a los usuarios, con el sistema tradicional de transporte y distribución, se pierde mucha por el camino, la falta de información que existe en los mercados energéticos y la presión ardua para mitigar la crisis climática, requieren de una transición rápida a fuentes de energía más limpias y locales. Al mismo tiempo, el consumidor, cada vez más concienciado, exige herramientas de información para optimizar su gasto en energía. En particular, les interesa saber cómo mejorar las condiciones energéticas de las empresas en estos aspectos. Y es justo aquí, cuando las nuevas tecnologías enfocadas en el uso de los datos, propia de la era digital, también pueden sumarse al cambio.

Transformación digital
En la fase de desarrollo actual, conocida como la era digital, los datos son poder. En este sentido, las nuevas tecnologías informáticas permiten, a cualquier negocio o empresa, mantenerse informado sobre su consumo y/o producción de energía. Al mismo tiempo, facilitan el acceso a los propietarios y administradores de empresas, a información de primera mano, para tomar decisiones informadas sobre la eficiencia y competitividad energética.
Ya no basta con saber cuánto cuesta el kWh, sino que es necesario saber cómo podemos hacer un uso más eficiente de ese consumo de energía. Se busca el ahorro económico y la optimización a la vez que se consigue la independencia energética y se preserva el medioambiente.

Tecnologías de energía distribuida
El futuro sostenible y la transición energética que necesita la sociedad actual, no solo pasa por la generación, distribución y consumo de energías renovables. También está asociada a la garantía de una energía justa y centrada en el consumidor, para lo cual, la descentralización es fundamental. En este sentido, las tecnologías de energía distribuida, las cuales permiten producir electricidad muy cerca de donde se consume, contribuyen a empoderar a las comunidades, reduciendo su dependencia de las redes eléctricas centralizadas. Este tipo de nuevas tecnologías energéticas, que son descentralizadas, facilitan la colaboración entre empresas y consumidores, permitiéndoles compartir ideas y contribuir colectivamente a un consumo energético con menos emisiones y, por lo tanto, más sostenible.

3. El futuro de la energía: renovable, autónomo y sostenible

La necesidad global de hacer uso de energías más sostenibles, y con menor o ningún impacto en el medioambiente, inevitablemente nos ubica en el contexto de las energías renovables y limpias. Por eso hacemos hincapié en un escenario energético que desde ya, y a futuro, priorice los siguientes aspectos:

1. Revolución tecnológica y renovable: el sol, el viento y otras fuentes sostenibles ofrecen una alternativa limpia y abundante en comparación con los combustibles fósiles. Para ello, la innovación tecnológica y la investigación, son fundamentales. Gracias a ellas, no hay que esperar a un futuro para que, tanto las empresas como la sociedad accedan de manera sencilla, a soluciones de vanguardia y asequibles que permiten acercar esa energía renovable a espacios tan básicos como los tejados de negocios y hogares.

2. Empoderamiento comunitario: al contrario que las grandes distribuidoras de energía, los sistemas de energía distribuida contribuyen a una mayor autonomía energética de usuarios y comunidades. Además, permiten a las empresas y comunidades apostar por una mayor eficiencia en sus consumos a menor coste. En este sentido, y al lograr mayor información y control sobre lo que se consume y cómo se consume, las comunidades asumen una mayor conciencia energética. Esto, sin duda, se ve reflejado, en términos de bajas emisiones, en un gran aporte a la sociedad y el planeta en su conjunto.

3. Mejor control y toma de decisiones: contar con datos de generación y consumo en tiempo real es básico para tomar decisiones, ahorrar en gasto energético y hacerlo con criterios objetivos. Las decisiones energéticas de tu empresa se deben basar en datos e innovaciones que optimicen y hagan más competitiva su situación energética.

Por todo ello, el propósito de Neolux Energy es el de ayudar a las pymes a controlar sus gastos y huella de carbono, a través de la autonomía energética y la autogestión.


Conclusión: dando forma a un mañana energético más sostenible

El recorrido que acabamos de realizar nos muestra cómo la historia de la energía se ha conducido a partir de un relato repleto de desafíos y transformaciones cruciales para el desarrollo humano. Hoy, el reto al que nos enfrentamos no solo es por el progreso económico, sino de cómo este es viable, compatible, respetuoso y armónico con el planeta que habitamos, porque no hay otro.

Genera tu propia energía 100% verde, pásate al autoconsumo, ahorrando costes y sin riesgo ni inversión.


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